15 de julio de 2008

NEGLIGENCIA ESTADISTICA EN WASHINGTON

Durante años, han circulado rumores de que las instituciones financieras internacionales habían coqueteado con el arte de las “pseudocrisis “, por emplear la expresión de Williamson, con el fin de plegar la voluntad de los países a la suya, pero siempre había sido difícil de demostrar. El testimonio más extenso al respecto fue el proporcionado por Davison Budhoo,un empleado del FMI convertido en denunciante interno y que acusó a la organización de amañar las cuentas con la intención de condenar la economía de los países pobres que no querían dar su brazo a torcer.Budhoo era nativo del Estado insular caribeño en Granada y había estudiado economía en la London School of Economics. Su aspecto destacaba en Washington por su estilo personal, alejado de lo convencional: se había dejado crecer el pelo en línea recta y sin alisar (al más puro estilo Albert Einstein) y prefería vestir cazadora a enfundarse en el consabido traje oscuro de raya diplomática. Llevaba doce años trabajando en el FMI, donde se había encargado de diseñar programas de ajuste estructural para África, América Latina y su propia área de origen, el Caribe. Tras el brusco giro hacia la derecha que tomó la organización durante la era Reagan/Thatcher, Budhoo, un hombre de pensamiento independiente, empezó a sentirse cada vez más incómodo en su lugar de trabajo. El Fondo estaba repleto de devotos de la Escuela de Chicago liderados por el director gerente del organismo, el acérrimo neoliberal Michel Camdessus. Cuando Budhoo dejó la organización en 1988, decidió dedicarse a exponer públicamente los secretos de su anterior lugar de trabajo. Empezó escribiendo una admirable carta abierta a Camdessus.
Mostrando un entusiasmo por el lenguaje desacostumbrado entre los economistas senior del Fondo, Budhoo inició su carta así : “ Hoy he dimitido como miembro del personal del Fondo Monetario Internacional tras más de doce años, y tras mil días de labores oficiales del Fondo sobre el terreno , pregonando su medicina y su saco de trucos y ardides a gobiernos y pueblos de América Latina, el Caribe y África. Para mí, esta dimisión es una liberación inestimable, porque con ella he dado el primer gran paso hacia ese lugar en el que algún día espero poder lavarme las manos de lo que, en mi opinión es la sangre de millones de personas pobres y hambrientas [..] La sangre es tanta, sabe usted, que fluye en ríos. También se reseca y se endurece sobre toda mi piel; a veces, tengo la sensación de que no hay suficiente jabón en el mundo que me pueda limpiar de las cosas que hice en su nombre.
A partir de ahí, Budhoo exponía su argumento y acusaba al Fondo de emplear las estadísticas como armas “letales “. Proporcionaba datos exhaustivos de cómo, siendo él un empleado del Fondo a mediados de los años ochenta, había participado en lo que se podía considerar como “ negligencia estadística “ para exagerar las cifras recogidas en los informes del FMI sobre Trinidad y Tobago, un país de gran riqueza petrolífera, con el único fin de dar la apariencia de que su economía era mucho manos estable de lo que en realidad era. Budhoo señalaba que el FMI había aumentado ( hasta más del doble ) la magnitud de una estadística fundamental que medía los costes laborales en el país para que éste pareciera tener un nivel de productividad pésimo, aun cuando , según decía , el Fondo disponía de la información correcta. También aseguraba que, en otro caso, el Fondo “se inventó literalmente de la nada “una supuestas (y cuantiosas) deudas pendientes del Estado caribeño. La mayoría de las alegaciones de Budhoo se centran en las discrepancias en torno al cálculo del coste laboral unitario (o CLUR, un indicador económico de suma importancia para medir la productividad de un país) correspondiente a Trinidad y Tobago. Según él mismo escribe, “sobre la base de los cálculos efectuados por el estadístico de nuestra división el año pasado, justo después de que la misión del Fondo regresase de su visita sobre el terreno , el incremento experimentado por el coste laboral unitario relativo había sido únicamente del 69% , y uno del 145.8% , como se afirmaba en nuestros informes de 1985, ni del 142,9% como se mencionaba en los documentos del Fondo correspondientes a 1986. Entre 1980 y 1985, el CLUR se incrementó en realidad en un 66,1% solamente, muy lejos del 164,7% que nosotros anunciábamos en nuestros informes de 1986. En 1985, en lugar del aumento del 9% que habíamos recogido en el Red and Staff Report, el índice del CLUR cayó realmente en un 1,7%. Y, en 1986, los costes laborales unitarios relativos experimentaron un espectacular descenso del 46,5% aunque no hay rastro de ello en el informe de 1987 ni en ningún otro documento oficial del Fondo.

Estas “flagrantes irregularidades “, que , según Budhoo, fueron deliberadas y no el resultado de unos simples “ cálculos descuidados “ , fueron asumidas como ciertas por los mercados financieros , que no tardaron en clasificar el riesgo de Trinidad y Tobago como inaceptable y cortaron la financiación que hasta entonces recibía el país.Los problemas del archipiélago caribeño desencadenados por la caída de los precios del petróleo , su principal exportación no tardaron se transformarse en calamitosos, por lo que se vio forzado a pedir ayuda al FMI para que lo rescatara de la situación. El Fondo exigió entonces que aceptara lo que Budhoo describió como “la más mortal de las medicinas “: despidos masivos, rebajas salariales y la “gama completa “de políticas de ajuste estructural. Él calificaba el proceso de “bloqueo deliberado (recurriendo a subterfugios) de una línea vital de suministro económico para el país “con el fin de conseguir “la destrucción económica de Trinidad y Tobago, en primer lugar, y su conversión posterior “

En su carta ,Bufhoo, que falleció en 2001, ponía de manifiesto que se denuncia no se limitaba únicamente el trato dispensado por unos cuantos funcionarios de la organización a un país en concreto. Para él, el programa de ajuste estructural del FMI era, en su conjunto, una forma de tortura de masas en la que “gobiernos y pueblos” que gritan de dolor “se ven obligados a ponerse de rodillas ante nosotros, rotos, aterrorizados y en pleno proceso de desintegración, rogando por que les mostremos un ápice de decencia y de actitud razonable. Pero, en vez de eso, nos reímos cruelmente en su cara y la tortura continúa, sin que remita en lo más mínimo “

Tras la publicación de aquella carta , el gobierno de Trinidad encargó dos estudios independientes para investigar las alegaciones y descubrió que estaban en lo cierto: el FMI había inflado y fabricado cifras , lo que había repercutido en un serio perjuicio para el país.Sin embargo , incluso después de haber sido sustanciadas de aquel modo, las explosivas alegaciones de Budhoo acabaron por desaparecer sin dejar prácticamente rastro alguno; Trinidad y Tobago es un conjunto de pequeñas islas situado frente a las costas de Venezuela, y , a menos que su población se traslade en pleno hasta la Calle 19 de Washington para asaltar las oficinas centrales del FMI, lo tiene muy difícil para captar la atención mundial. En cualquier caso, eso sí, la carta llegó a convertirse en una obra de teatro titulada Mr. Budhoo’s Letter of Resignation from I.M.F. ( 50 Years Is Enough ) que se estrnó en 1996 en un pequeño teatro del East Village de Nueva York .La producción obtuvo una crítica sorprendentemente positiva de New York Times , que elogió su “ creatividad inusual “ y sus “ golpes de inventiva “ Aquella breve reseña teatral es la única ocasión en que el nombre de Budhoo se ha mencionado en ese periódico.

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