8 de marzo de 2008

Vida Líquida

Ser individuos en la sociedad de individuos cuesta dinero,mucho dinero; la carrera por la individualización tiene el acceso restringido y polariza a aquellas personas que cuentan con credenciales necesarias para entrar en ella de las que no.Como en los sucesivos capítulos de Gran Hermano,las filas de los eliminados no dejan de aumentar.No es de extrañar, pues, que la indivilualización tenga detractores y sus descontentos.Paralela a la producción de consumidores felices corre otra,menos publicitada pero no menos eficiente,de descalificados al festín de los consumidores como, el mismo tiempo, de la carrera por la individualización.Toda sociedad individualmente considerada está afectada,hasta la más prospera.Richard Rorty,reflexionando sobre la reciente transformación de la sociedad estadounidense sugiere que al "aburguesamiento del proletariado" le ha sucedido allí la proliterización de la burguesía debido a que los ingresos de un número creciente de familias de clase media apenas da para "una humillante y precaria existencia" acuciada además por el temor de "rebajas salariales y de plantilla y a las desastrosas consecuencias de una baja por enfermedad, aun de la más breves ".Pero la polarización inducida por la privatización y la individualización forzosas de las actividades vitales tiene también dimensiones planetarias.Las oportunidades para cruzar el espacio que separa la individualidad de iure de la que es facto están distribuidas de manera sensiblemente desigual entre unos rincones del globo y otros.Las vacas europeas están en mejor situación que la mitad de la población humana mundial debido a que los gobiernos de Occidente ricos gastan 35.000 millones de dólares anuales en subencionar su agricultura .Londres ocupa una superficie de 1.500 kilómetros cuadrados pero,según cálculos del Instituto Nacional de Medio ambiente debe utilizar un terr itorio equivalente más o menos a la totalidad de su terreno útil en Gran Bretaña para abastecer el consumo de habitantes y para almacenar residuos que producen.El urbanite norteamericano medio usa 4,7 hectáreas de terreno para su sustento, mientras un habitante urbano medio de la India debe confromarse con sólo 0,4 hectáreas.Cuanto mejor es su calidad de vida,mayor es su "huella ecológica" que una ciudad deja en el planeta que todos compartimos.Londres necesita un territorio 120 veces más extenso que el que ocupa la propia ciudad mientras que Vancouver,por ejemplo,clasificada en primer lugar por su calidad de vida,no podría mantenerla sin un Lebensraum 180 veces mayor que ella misma.


La población ha ido ya demasiado lejos como para que sea aún factible aumentar la calidad de vida de la población de todo el planeta hasta equipararla a la de los países más favorecidos de Occidente.John Reader señala que:"Si todos los habitantes de la Tierra vivieran con el mismo nivel de confort que el ciudadano norteamericano medio,necesitaríamos no uno, sino tres planetas para mantenerlos".No parece probable que podamos hallar otros dos planetas además del que tenemos,por lo que tampoco es posible igualar "por arriba" las oportunidades de los habitantes del planeta dentro del marco de la sociedad individualizada.
Así pues,la individualidad continúa siendo un privilegio y,probablemente,lo continuará siendo durante bastante tiempo. Es un privilegio dentro de cada sociedad cuasiautónoma,donde se juega a la autoafirmación escindiendo a los consumidores "emancipados" hechos y derechos (aquéllos que se esfuerzan por componer y recomponer sus individualidades únicas a partir de "ediciones limitadas" de los últimos diseños de la alta costura),de la masa anónima de aquéllos que están "atrapados " y "fijos" en su identidad.

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