19 de octubre de 2008

Las Maquinas Solteras

¿Todavía la democracia representativa ? Los derechos del hombre acabaron con la autocracia, los derechos de la mujer están acabando-en complicidad con la cultura de consumo- con la democracia convencional.Ilustración, la modernidad fueron creaciones eminentemente masculinas. Los Derechos del Hombre y del Ciudadano fueron efectivamente tan varoniles que sólo después de la Segunda Guerrra Mundial lograron el derecho a voto las mujeres francesas.En la patria de Marianne.Ni las mujeres, en cuanto tales, ni el feminismo han reconocido el extrarodinario papel que la cultura de consumo ha desempeñado después para sus fines.Pero hoy el estereotipo femenino de la seducción, su aptitud para la cosmética, su gusto por el e-mail, su desorientación espacial, su intuición cognitiva, su blink, son parte decisiva del paradigma imperante. Y la corriente hedonista que ha concedido derechos a la sexualidad sin sexo fijo también,puesto que ha legitimado a la mujer para ser a la vez madre, lesbiana, heterosexual y figura del toreo.
El nuevo consumidor, metrosexual, mujer, bixesual, gay, aparece con el modelo de un soltero, liberado de la institución contractual, emancipado del compromiso matrimonial, desprovisto de hijos, propicio a la multifunción. La soltería es el porvenir del hombre, decía le nouvel observateur.Y esa soltería es significativamente de la nueva mujer.Las marcas todavía se reprimen en dirigirse al soltero o la soltera, pero poco a poco los spots presentan a un tipo solo viendo un vídeo o una animada reunión de amigas que desayunan y bromean en pijama picoteando aquí y allá.

La película porno muestra el desorden social a través del desorden carnal, los miembros se entrecruzan y pierden distinción, tal como se reproduce en los cuadros picassianos del género, porque efectivamente no hay un hombre y una mujer netamente diferenciados sino la orgía. El mundo entrecruzado de donde surge una suerte derivada de androginia que es la amalgama sin cabeza ni pies, sin vagina ni pene, puesto que todo es carne, aglomerada, sexuada sin nombre. La batalla por la liberación del deseo en las asambleas de 68 se ha prolongado con el desarrollo de la sociedades de consumo y desemboca hoy en un movimiento social cuando menos se lo esperaba y los téoricos de la cultura tras haber muerto todos,desde Jacques Lacan a Roland Barthes, desde Marcuse a Bordieu estaban presentado su dimisión.La revolución sexual constituía una revolución social y política. Pero ahora nadie asocia el sexo ni sus perversiones a liberación social o política alguna.Se trata de un mundo que ha salido del sistema de producción para ingresar en el sistema de consumo cada vez provisto de precios más bajos,de asíntotas cero. Si mayo de 1968 fue la fecha en que estudiantes,trabajadores,feministas o anarquistas gestaron demandas de igualdad, equidad y crecientes implicaciones en la gestión del trabajo y la vida, ahora estaríamos ingresando en un tiempo similar aunque sin la política, en una demanda de justicia sin pensamiento social.La época es diferente en contenidos pero pertenece al mismo tipo de olfato. Si entonces la seguridad en las condiciones democráticas permitieron unas reivindicaciones antisistema, ahora el triunfo absoluto del capitalismo, su confusión con la misma naturaleza, el descrédito de la democracia,induce a una superación natural, espontánea, deducida de la búsqueda de la satisfacción a través del deslucido ejercicio del consumidor. La superación mediante una transformación sexual que no se llama revolucionaria sino transaccional. Aunque llevaba a tal extremo, la transacción deshace las estrategias de que disponía el cuerpo represivo del sistema.
En las manifestaciones antiglobalización,en las protestas de artistas, al final de los desfiles,la gente se desnuda, pero esa acción, que antes provocaba escándalo moral, ha venido a convertirse en consumo trivial.El sexo, cuya liberación ponía en peligro la familia burguesa y los principios de autoridad, ha queadado reducido a un producto de circulación interminable y fácil.

En menos de veinte años se ha consumido tanta sexualidad que lo exquisito es consumirla muy selectivamente.Recuperarla como un producto bio, un artículo neorreal, lo más equívoco y alejado del sexo en bruto.Igualmente, el pleno igualitarismo sexual introduce un factor secundario y equívoco, una segunda realidad andrógina o afásica que reblandece la referencia del canon, deshace la geometría de la razón ilustrada y propaga, como normativa, el laxo argumento de la emoción indiferente, la sensación a cambio de la sensación.
Con todo esto, la democracia, trazada con regla y cartabón, pilares y paramentos, se sustituye por una segunda realidad emotiva, blanda, fácil de metabolizar, que, ciertamente, no provoca los efectos fuertes de la equidad, la justicia o la libertad por los que luchó el hombre, sino una mixtura flexible y de virus fácil, desde Irak a Venezuela,desde Turquia al Kurdistán.
El comunismo está fenecido,el socialismo infectado de corrupciones,el humanismo, nacido en el siglo XVII, hace tiempo que ha dejado de respirar.Al sistema no hay nada que se oponga con gravedad que no sea una enfermedad de su propia sangre. Al capitalismo de consumo nada puede presentarle más conflictos que el humor de los consumidores los consumidores se encuentran en todas partes y en continua lucha por el poder.

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