7 de agosto de 2008

EN BUSCA DE AGENCIA




En un esclarecido estudio sobre el concepto de carnaval elaborado por Mijail Batjín,Ken Hirschkop desentraña el estrecho vínculo entre miedo y poder postulado por el teórico ruso.Batjín detectó el miedo en la cuna misma del poder.Lo que encontró allí,en el lugar de nacimiento del poder,fue el miedo cósmico,emparentado con el "miedo tremendo " de Rudolph Otto y,hasta cierto punto,con el "miedo sublime" de Kant:
"miedo frente a lo inmensamente grande y poderoso: miedo frente a los cielos estrellados; a la gigantesca masa de las montañas;el mar; y miedo a los cataclismos cösmicos;miedo a los desórdenes de la naturaleza en las antiguas motolgías,visiones de mundo,sistemas de imágenes y hasta en los lenguajes y en las formas de pensar conectadas con ellos [..] Este miedo cósmico,que no es místico en sentido estricto (ya que se trata de un miedo frente a lo materialmente inmenso y al poder indefiniblemente material),es usado por todos los sistemas religiosos para negar a la persona y su conciencia"

Ese miedo cósmico sublime,era, para Batjín ,el prototipo del poder mundano y terrenal,el cual, sin embargo,redefinió a su prototipo primitivo conviertiéndolo en un miedo oficial,el miedo a un poder humano que es del todo humano,un poder hecho por el hombre pero más allá de la capacidad humana de oponerle resistencia.Podemos agregar que, a diferencia de su prototipo cósmico,el miedo oficial tenía que ser y de hecho fue frabricado,diseñado,"hecho a medida";necesitaba réplicas hechas por el hombre de los cielos estrellados y de las descomunales montañas porque también era distante e innacesible,pero a diferencia del cielo y de las montañas, transmitía a los mortales un mensaje claro y unívoco.En las leyes de Moisés que le trajo al pueblo de Israel,retumbaba el eco de los truenos de la cima del Monte Sinai.Pero las leyes aclaraban más allá de toda duda lo que los truenos solamente dejaban vislumbrar.Ofrecían respuestas para que las preguntas dejaran de ser formuladas.El imperativo de obediencia a los mandamientos conocidos surgió como exorcismo de una amenza primal en horror a cualquier desviación de la norma.

De este modo, la versión oficial mediatizó el miedo cósmico.No lo abatió,tan solo lo domesticó. Antes sobrevolaba libre y ominosamente este valle de lágrimas,ahora se había establecido entre sus habitantes.Se había domiciliado en la tierra,pero no era por eso más accesible:su nueva residencia podía estar en la cima de una colina y no en el cielo,pero el acceso a ella estaba fuertemente custodiado.

A diferencia de los poderes cósmicos ,sus réplicas terrestres hablaban, y hablaban para ser escuchadas y obedecidas.De alguna manera,esto resultaba reconfortante:ahora los mortales sabían,o creían saber,cómo aplacar la ira de los poderes y apaciguar asi el propio miedo.El acuerdo era bueno:un arreglo comprensible,noches de tranquilidad a cambio de jornadas de sumisión y obediencia. Ahora uno podía moverse por el escenario repitiendo la parte de texto del drama de la vida que le tocaba;se podía confiar en que,en la medida en que uno se atuviera al guión al pie de la letra,los poderes tan temidos seguirían dormitando tranquilamente entre bambalinas.

El "momento constitutivo" de todo poder terrenal, dice Batjín, involucra"violencia, negación, falsedad ,alarma y miedo de los sometidos".Según él,este es "el crimen suprajurídico de todo poder", a lo que Hirschkop agrega:"La esencia del miedo político no es tanto la preocupación frente a un peligro inminente y concreto como la sensación de absoluta vulnerabilidad frente al otro".También en este punto el miedo oficial es una réplica de su prototipo,el miedo cósmico.Y,sin embargo,el efecto que el original cósmico logra causar de hecho debe ser cuidadosamente eleborado en el caso de su réplica oficial:la vulnerabilidad debe ser fabricada.No basta con detallar las reglas que deben ser obedecidas.Es necesario agregar elterror el castigo que con lleva la desobediencia a las reglas ,cualesquiera que sean.Se puede discutir la sabiduría de las reglas;la obediencia a cualquiera de ellas,sin embargo ,no es discutible.El miedo que garantiza su cumplimiento debe ser tipo cósmico.Debe conservar más que una leve semejanza con el horror prístino de aquella ineluctable e inalterable inseguridad existencial que renace cotidianamente con el recuerdo inexorable de la vulnerabilidad última:la muerte.
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Y aun así , a pesar de sus intentos por escudarse detrás de las fuerzas cósmicas, sus representantes terrestres irremediablemente son humanos,y en tanto humanos,mortales.Para llenar el molde del miedo oficial,el miedo cósmico debe ser vertido a través del embudo de la ley,pero las huellas humanas son difíciles de borrar de las tablas de los mandamientos divinos.El poder inmutable de las fuerzas cósmicas imperecederas y la fragilidad de sus objetos humanos se encuentran y se funden en la ley.Al igual que sus objetos,la ley es vulnerable,aunque quizás un poco menos.Su grado de vulnerabilidad está sujeto a experimentación y prueba.La risa bajtiniana es el modo de recordarnos que,de hecho,es así.Y también es la manera de aprovechar las oportunidades que ese recordatorio abre ante nosotros.

Lessing decía que el Iluminismo nos emancipó de los mitos de la creación,la revelación y la condenación eterna.A partir de allí,el miedo oficial perdió parte de su sanción cósmica,una parte suficientemente grande como para impulsar la experimentación y la prueba.A partir del Renacimiento temprano,dice Batjín,se ha venido librando una batalla entre el miedo oficial y la risa popular y antioficial, con resultados variables y desenlace todavía indeterminado .La risa en un principio, confinada temporal y espacialmente el enclave de la fiesta anual de carnaval "proporionó un aspecto del mundo completamente diferente, enfáticamente extraoficial,extraeclesiástico y extregubernamental",el mundo de la "persona en relación humana".De hecho,la risa carnavalesca fundaba otro mundo ,festivo,en franca oposición a la aburrida cotidianidad del formalismo oficial.Ese mundo alternativo cobraba vida cuando el control del mundo serio y oficial se aflojaba o suspendía temporalmente.Las visitas al otro mundo,el mundo de la risa,"liberaban a la gente del miedo, acercaban el mundo a las personas".A partir de entonces ,existirían dos mundos en vez de uno, y la vida humana habría de alternar entre el miedo y la risa,del mismo modo que la convivencia humana debía alternar entre la conformidad a la ley y el desenfreno siempre indomable de las grandes reuniones humanas.

¿Cómo se relacionan estos dos mundos entre sí? No parece haber respuesta que por sí sola pueda contestar a esta pregunta.La relación mutua entre los dos mundos es tan compleja que no permite una respuesta unívoca;o,en todo caso,el fenómeno es lo suficientemente multifacético para admitir varias respuestas diferentes.Una respuesta posible es la guerra:una continua y permanente guerra de trincheras,una guerra que intercala recrudecimiento con intervalos de tregua,o una guerra al estilo guerrillas, fragmentada en una multitud de escaramuzas y enfrentamientos parciales.Otra respuesta posible es la división del trabajo,que abastece las dispares y contradictorias necesidades del homo irremediablemente duplex,siempre desgarrado ente eltemor al otro mundo y la juerga de este.Y otra respuesta es la complementariedad:la risa da el respiro necesario para sobreponerse a los miedos de ayer y recuperar las fuerzas necesarias para hacer frente a los miedos de mañana:Kraft durch Freude como complemento necesario de las cámaras de tortura y los campos de concentración;bailes de plazas,ferias y festividades como apéndice necesario del terror generalizado.Y también el efecto de válvula de seguridad:la risa como sumidero al que van a dar los desechos producto del temor,como salvaguarda contra las consecuencias de la tendencia natural de todo poder a la superproducción de miedo oficial.Una respuesta satisfactoria,si la hubiera,sería probablemente una mezcla de todas estas,y aún más.

La modernidad es una formación endémicamente "transgresora".Rompió muchas líneas fronterizas rígidamente demarcadas.Uno de los limites traspasados,borrados o desdibujados en los tiempos de la modernidad es el que separa la risa del temor.Es como si la cotidianidad oscura y saturada de miedos y el carnaval rutilante y de contagiosa algarabía hubieran sido machacados en un mortero al punto de no poder distinguir con algún grado de certeza un ingrediente del otro.Como nubarrones de contornos plateados,los miedos suelen aparecer teñidos de risa:y en casi todos los estallidos de risa resuena débilmente el eco de lejanos temores.Aquello que era privativo del carnaval,con sus ámbitos y fechas determinados,se derrama a lo largo de todo el espectro espacio-temporal de la vida.Pero lo mismo le ocurre al miedo:ya no hay par él cotos vedados.

Uno se pregunta ,sin embargo,si tiene algún sentido seguir repitiendo ,como Batjín,que la risa es el poder de los impotentes,que la risa está fuera del alcance de los miedos oficiales fabricados por los poderes reales para quebrar la resistencia de los sometidos.Más bien parece que el poder moderno ha encontrado la manera de someter a su vieja enemiga,la risa y uncirla a su propio carro,poniéndola de este modo a su servicio.El miedo ya no esgrime para ahogar y silenciar la risa.Es como si el poder hubiese encontrado en la risa su refugio más seguro:como si el miedo deseara más risa para tener más espacio donde esconderse y para que la resistencia al miedo infundido por el poder pudiera ser paralizada antes de que explotara,o para que,aun si explotara,el miedo ,saliera ileso.Como el fénix que surge de entre las cenizas,o la bruja que sale de una bañera rebosante de la sangre de una virgen,el poder emerge de la risa redivivo y rejuvenecido.

Decir que la esencia se ha desplazado a la apariencia,de modo tal que todo esfuerzo por alcanzarla implica internarse en el laberinto de las apariencias,y decir que la risa es la forma audible del miedo,es hablar de un único e idéntico proceso.La risa ya no es signo de rebeldía,sino que es más bien signo de reconciliación con el miedo,sumisión al miedo y aceptación de la imposibilidad de vencerlo,decisión de tomárselo a la ligera,intención de domesticarlo y usarlo en beneficio propio:una intención que,por los ardides de la vida privatizada ,se transgforma en una póliza de seguros de miedo existencial.Hombres y mujeres ya no pueden reír sin concederle al miedo su derecho a existir;como dice Adorno," ahora el individuo es prácticamente incapaz de cualquier impulso que no pueda clasificar como parte de alguna constelación reconocida por todos".

En el pasado el miedo oficial ,fabricado por el poder,actuaba en nombre de su modelo y ancestro cósmico.En la actualidad,experimentamos una mediación de segundo plano.El condensado miedo oficial con sede en algún punto fuertemente custodiado de los edificios gubernamentales ha sido desarmado y pulverizado,y el polvillo resultante de esa demolición ha sido diseminado sobre la vasta extensión de la vida individual.Al miedo fabricado,que ya es de por si una mediación,le ha llegado el turno de ser,a su vez,mediado,bajo la forma de innumerables terrores individuales incluidos dentro de los euros inseguridad,incertidumbre y desprotección,que evidencian ( en disitnta medida y con distinto grado de franqueza) la fuerza inhumana del destino fabricado por el hombre.

Al individuo se le ha dado la libertad de crearse sus propios miedos,de bautizarlos privadamente a su antojo y de enfrentarlos a su modo.El gran miedo ha sido dividido en pequeñas unidades y privatizado,y lo mismo ha ocurrido con la risa.A ninguno de ambos se le ha dado la oportunidad o, al menos ,una mínima posibilidad de retrotraerse a su forma de gran opresión o grandiosa rebelión.El miedo y la risa abandonaron las calles y se instalaron en la privacidad de los hogares.Los miedos privados rara vez toman contacto con otros miedos privados, y cuando lo hacen,no se reconocen unos a otros fácilmente.A esa dificultad de coincidir y converger,de mezclarse y cobinarse,de unirse y ser unidos se la ha llamado libertad individual.

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