29 de julio de 2008

EL NACIMIENTO DE LOS OBJETOS

A diferencia de lo que fue, los objetos en el alto capitalismo de consumo empezaron a dejar de ser piezas subordinadas y lerdas.Hoy , en el capitalismo de ficción, los objetos, sus morfolgías, sus vibraciones buscan seducirnos, nos reclaman para ser fotografiados, reconocidos,exhalados. Seres animados que reciben vida a través de la acción entre ellos y con los sujetos, dentro de la corriente que circula en su sistema y fuera de él, desde el deseo hasta la compra, desde la exhibición hasta la posesión.

Esta tensión inherente a la cultura de consumo ha decidido una concepción del mundo asociada a la dialéctica que mantienen la personalidad del sujeto y la objetualidad del objeto.Y también, cruzándose mentalidades y emociones, ha nacido un espacio general donde crece la subjetividad del objeto y las objetividad del sujeto, ambos emitiendo y recibiendo partículas del otro y, en el proceso, construyendo la criatura híbrida de los objetos.
De esta manera el objeto quedaba apartado de casi toda significación simbólica o apenas se iluminaba mortecinamente.Tampoco la relación asimétrica del hombre con la mujer autorizaba la conversación de uno en otro, y el mundo intersexual, tal como relata todavía el filme The World de Jia Zhang-Ke, era duro,perfectamente inconsumible.Ahora,sin embargo, dentro del capitalismo de ficción, cualquier cambalache puede efectuarse, cualquier combinación parece admitida, como si el sexo se hubiera transformado en una cinta continua, sin obstáculos, prejuicios culturales o prohibiciones tabú.

En el capitalismo de producción, hasta el triunfo de la revolución sexual, la mujer desempeñó el papel de un objeto celado ,adorado , reprimido, reproductor.Y, tal como estudió Veblen, dentro de la clase burguesa daba cuenta del estatus a través de su ocio y su ornamento.Esta mujer/objeto, editada en diferentes versiones hasta la propagación de la libertad sexual y sus liberaciones adyacentes (en lo político, en lo económico, en lo maternal) fue siempre una criatura sin rescatar de su objetualidad intrínseca; sin redimir de su pétrea divinización.Los objetos se hallaban junto a ella, y ella, a su vez, formaba sistema con los demás objetos.

Ahora, no obstante, mediante la dinámica del consumo, la relación hombre/mujer se desarrolla sin velos, disuelta la frontera e inauguraba la liberación de los dos.Uno y otro se intercambian y mudan no sólo como sujetos simétricos sino como de liberados objetos iguales y deslizantes en una superficie donde las funciones respectivas tienden a confundirse en una línea epicena.La satisfacción femenina de haberse vindicado como sujeto, en igualdad de derechos con el varón, se doble con la satisfacción masculina de llegar a ser objeto deseado y equivalente.Uno y otro se homologan no ya en la independencia o la dependencia situacional sino que fluyen en la deriva constante que inaugurado la figura del objeto.Un avatar que incluye el recíproco paladeo del partenaire como nunca antes conoció la humanidad matriarcal o patriarcal, capitalista o no.

Envueltos en la mermelada mediática, orgánica y convulsa, partícipes de una vida atestada de artículos y especies de artículos que brotan sin tregua alrededor, nuestra identidad va debiendo a ellos una parte cada vez mayor de su contenido.Así, los artefactos que antes se contentaban con mostrar sus propiedades prácticas y obedecían mudamente, se manifiestan como provisto de historias que volcar en nuestros oídos." Diseñado para los sentidos ",dice Nokia como lema de su último móvil, porque los objetos nacen ya con la misión de seducirnos o turbarnos, ocuparnos o acompañarnos.Los acariciamos mientras se dejan acariciar para poseernos subrepticiamente, nos envían un filo de luz para descomponernos y penetrarnos hasta gestar esa criatura mixta de objetos y sujetos a la vez,según el estilo mestizo de nuestro tiempo.

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