14 de marzo de 2008

El Pronombre Peligroso

"Nosotros" puede esconder diversidad de etnias de un país,con sus problemas para adapatarse entre sí,o sus historias de conflicto étnico.Ahora,este "nosotros" ficticio vuelve a la luz para defenderse contra una nueva y vigorosa forma de capitalismo.
Por todos estos motivos,el pronombre peligroso también puede usarse para explorar más en profundidad y con una actitud más positiva.Toma los dos elementos de la frase "destino compartido". ¿Qué clase de compartir se requiere para resistir la nueva política económica,más que huir de ella?¿Qué clase de relaciones personales sostenidas en el tiempo pueden estar contenidas en el uso de "nosotros"?
El vínculo social surge básicamente de una sensación de dependencia mutua.Todos los dogmas del nuevo orden tratan la dependencia como una condición vergonzosa:el ataque a la rígida jerarquía burocrática tiende a liberar estructuralmente a la gente de la dependencia;y se supone que arriesgarse es estimular la autoafirmación más que someterse a lo que viene dado .Dentro de las corporaciones modernas,no hay un lugar honroso para el servicio:la palabra misma conjura el último refugio del sirviente del tiempo.John Kotter celebra la consultoría como el súmmum del comportamiento empresarial flexible,lo cual supone que el consultor no está en deuda con nadie.Sin embargo,ninguno de estos repudios de la dependencia como algo vergonzoso promueve vínculos fuertes que ayudan a compartir.
Actitudes como ésta son algo más que prejuicios psicológicos.El ataque al Estado del bienestar comenzó el régimen neoliberal y anglosajón y ahora se extiende a otras economias políticas ,más"renanas",y trata a los que dependen del Estado con la sospecha de que son parásitos sociales más que personas verdaderamente indefensas.La destrucción de las redes del bienestar y los derechos de ayuda social estarían a su vez justificados porque liberan la economía política y permiten que se comporte flexiblemente, como si los parásitos estuvieran tirando de los miembros más dinámicos de la sociedad.También se considera que los parásitos sociales se alojan en lo profundo del cuerpo productivo,o al menos eso es lo que transmite desprecio de los trabajadores que necesitan que les digan qué hacer,que no pueden tomar iniciativas por si mísmos.La ideología de parasitismo social es una potente herramienta de disciplina en el lugar de trabajo;los trabajadores quieren demostrar que no se están alimentando del esfuerzo de otros.Una opinión más positiva de la dependencia sería,en primer lugar,un desafío a la oposición dependencia-independencia,un lugar común.Casi sin pensar aceptamos el contraste entre un yo débil y dependiente y otro fuerte e independiente.Sin embargo,al igual que el contraste con éxito y fracaso,esta oposición aplana nuestra realidad "La persona auténticamente independiente no demuestra ser en absoluto tan independiente como dan por sentado los estereotipos culturales",señala el psicólogo John Bowlby;en la vida adulta "una persona sanamente independiente" es capaz de depender de los otros cuando la "ocasión lo requiere y también de saber en quién le conviene confiar"..En las relaciones íntimas,el miedo a volverse dependiente de alguien significa no poder confiar en esa persona;en lugar de confianza,las propias defensas mandan.Del mismo modo,en muchas sociedades es poca o ninguna la vergüenza que se atribuye a experiencias más públicas de la dependencia,donde los débiles están necesitados de los más fuertes.En la Roma antigua,el cliente le pedía a su protector ayudas o favores con toda naturalidad,y éste se desprestigiaba si no podía ocuparse de aquellos que esperaban algo de él.Louis Dumont Y TakeoDoi han documentado cómo en las sociedades indias o japonesas la dependencia tampoco va acompañada de la autodegradación.Como ha demostrado Albert Hirschmann,en los primeros tiempos del capitalismo la confianza en las relaciones comerciales era el producto del reconocimiento de dependencia mutua,lo cual no es exactamente igual a una relación honrosa entre débiles y fuertes,pero sí un reconocimiento de que uno solo no se basta para sostenerse así mismo.Jacques Savary,el autor del siglo XVII de Le parfait négotiant,afirmó que la Divina Providencia quiere"que los hombres hagan negocios juntos y así la necesidad mutua que tienen de ayudarse establecerá entre ellos la amistad".Y cuando los comerciantes reconocen la necesidad mutua,Montesquieu señaló más tarde,"el comercio..pule y suaviza los modales bárbaros"

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